Corto una berenjena en bastones y los voy poniendo en agua con sal y un par de cucharadas de harina. De esta forma perderán el amargor sin ponerse negras.
Después de haber estado un ratillo en el agua, las seco bien, les pongo un poco de sal, las enharino meneandolas en una bolsa y las frio en aceite de oliva. Es importante que el aceite este muy caliente para que no queden enguacharná*.
Una vez fritas las emplato poniendoles miel y unos piñones tostados por encima. *Participio del verbo enguacharnar, empleado en ciertas zonas de Andalucía para referirse a aquello que por haber absorbido un líquido, ha perdido la forma, textura o consistencia óptima o natural. Ej: Me dejao er periodico ener patio y ha amanecio enguacharnao con la lluvia. Estas berenjenas san puesto enguacharná. Uy el perrito el pobre está enguacharnao.